lunes, 4 de diciembre de 2017

LA HABANA

No beso el suelo que pisan 
pero amo hasta su última piedra. 

Los taxistas ven en mí el reflejo de una mirada curiosa y desorientada
intentando aparentar normalidad. 


Y en esa mezcla de sueños, al fin, palpados
y estas ganas de llorar sin fronteras
me debato. 

Es miércoles, 8 de noviembre de 2017, 
llueve en la Habana
y nunca me alegré tanto de ver llover 

y saberme vivo.

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