jueves, 28 de diciembre de 2017

HACE TRES CERVEZAS QUE IBA A SER LA ÚLTIMA

¿Cuantos perdones caben en un adiós? 

¿Cuántos ojalas en un cenicero lleno de dudas?

¿Cuántos te quiero en un silencio tardío?

Hace tres cervezas
que iba a ser la última
y demasiadas noches
con demasiadas preguntas detrás.

Deja que me acabe este sorbo
y envuelva para llevar lo que resta de noche.

Que este jueves
triste
fugaz
y sincero
se lleve la cobardía hacia otro felpudo. 

Antes de que se nos eche encima
la multitud de sinsentidos
que dan sentido a esta ciudad
y desaparezcas como David Blane entre las calles
dejándome, de nuevo, a cero
vencido
borracho
y feliz
casi, como me encontraste.

¿Qué hay de la magia cuando no queda esperanza?

¿Dónde se siembran los sueños que se comparten?

¿Cuándo acaba la libertad y comienza el daño?

Y casi
con esperanza de culpable
apunto otra pregunta en la servilleta,
te pones a mi lado
yo digo tonterías
y asumo otra victoria cada vez que sonríes.

Es fácil
me dices sin saberlo.

La vida es extraña y maravillosa;
tenemos  el mar y los perros
bares como este
caricias
problemas
y no sabemos si tiempo
y no tenemos ni ganas, a veces,
de volver a intentarlo
pero lo hacemos.

¿Cómo se quiere a quien no se quiere a sí mismo?

¿Cómo se olvida lo que nunca ocurrió?

¿Hay despedidas sin luto?

Y a cada paso
acompasado
resuelvo dudas
y trato de no reducirlo  todo a ti
cuando todo se resume a tu metro sesenta
y hasta el gris de las aceras
me obliga a ser feliz.
Apuesto la última bala
a una esperanza caduca
y cruzo los dedos
los días que me cuesta salir ahí afuera y pelear
contra un tráfico de rutina
y burocracia
esperando encontrar una mirada cómplice
entre tantas pantallas
o un bar como este
donde tenga sentido lo que escribo
y lo pierda la razón.

¿Se puede curar a un muerto?

¿A qué saben las mentiras escritas con lealtad?

¿Cuánto se espera a quien no vuelve?

¿Qué cosas ven los que no miran?

¿Por qué la vida, mi vida, por qué la vida?

¿Y quién lo elige? 

Entonces
como un chivato destripando la verdad
sacas un espejo
y me confiesas:

Ahí están todas las respuestas. 

Mientras
yo
apenas me distingo en una mancha borrosa

y supongo
que incluso ahí,
o sobretodo entonces,

también aciertas.

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