lunes, 16 de julio de 2018

MENOS AMOR


Amo, mientras trato de entender que el otro también tiene derecho a amar a otros, sin que yo lo sienta como un acto de deslealtad o desobediencia.

Lucho contra mí mismo para creérmelo hasta sentirlo, y peleo, hasta caerme rendido por alcanzar el querer al que aspiro desde el querer que realmente siento.

Amo con fuerza, con sinceridad, honestamente.

Pero hay momentos en que amo también con miedo, cobardía y necesidad.
Y siento que necesitar al otro es insultar a mi autosuficiencia y fortaleza. Pero entonces me digo —me repito— que no hay de malo nada en necesitar cuando lo que se reclama es amor, porque es humano; como un bebé llorando por su madre. Y no sé si es verdad o triste autocomplacencia.

Amo, y permanezco en la idea de que ni la promiscuidad es libertad ni la exclusividad una cárcel.
Y elijo siempre el beneficio propio pero en consideración de dos.

Intento hacer de mis decisiones un mérito para sentirme mejor, pero otras veces también tomo decisiones, casi como esfuerzos obligados y en contra de mis deseos, para el mérito y el bienestar del otro. Porque no concibo el egoísmo en el amor, no en el mío.
Por eso amo sabiendo que todas las veces que yo pierda estamos ganando como pareja.
Amo creyendo que debiera ser feliz aún cuando el otro, pudiendo hacerlo,  no me escoge, porque sé que no tengo la exclusividad de la felicidad, ni del placer,  ni siquiera del momento, aunque a veces así lo quiera.

Amo tratando de ser unas alas y una jaula para el otro, aunque duela como un disparo a quemarropa, como un puñetazo en mitad del alma, asumir el riesgo de que en esa libertad, crezcan dudas, caricias, miradas que te alejen de la persona que amas, y te acerquen a otros puertos.
Y no me asusta reconocerme cobarde, débil, necesitado, por decir en voz alta que tengo un miedo innombrable a que quien amo se aleje.

Por eso amo.

E intento poner más cemento a mis seguridades, entender,  empaparme de razones que me hagan sentir lo contrario al miedo, a la pérdida, a la inseguridad.
Construir confianza y credibilidad a base de actos no de palabras. Sabiendo que es más fácil destruir que construir, decepcionarse que celebrar.

Y aun así. Amo.

Aunque sea en un constante conflicto entre el cómo lo hago y el cómo me gustaría hacerlo.

Amo, y tengo clara la meta, el destino, el ojalá hacia el que camino;

Amar,
luchando por entender que hay mil formas de hacerlo,
aunque, a veces, parecerán de todo,
 menos amor.

miércoles, 4 de julio de 2018

niña de las manos frías

Como un condenado a muerte la libertad; te quiero.

Sabiendo sin querer
que no hay fronteras lejanas
sino amores cobardes.

Sintiendo sin saber
la mentira repetida
de volver a ser el más fuerte
sólo cuando tú me miras.

Niña de las manos frías la vida
te debe tanto
que yo,
conjunto de tropiezos, pájaro desnortado
no puedo prometer lo que mereces, y no es mío;
el futuro envuelto en seda
un cielo nunca nublado
los sueños compartidos.

Pero sí estas manos, medio colchón
bostezos,

Sí ilusión
palabras
acertijos
papeles

donde poder recordarte
que no hay distancia imposible

cuando hay amor suficiente.