viernes, 13 de diciembre de 2019

NÉMESIS


Cómo deshacer la culpa y los milagros cuando todavía el daño es barro sobre tus manos.
Qué hacer con los sueños pendientes, con la rabia
de no volverte a ver.
Ahora
que nos miramos con distancia y confusión,
que no sabemos por qué
pero asumimos cada absurdo adoquín que nos separa como solución a tanto daño
que ni siquiera sé si miento cuando te echo de menos pero tú,
no eres tú.

Qué hay de verdad entre tanto escombro
quién se llevo las ganas de intentarlo de nuevo
de quedarme a tu lado,
de mirarte a los ojos sin sentir miedo.
Para
y déjame creer que me buscaste
recordarte como aquella que me amó aun cuando no supo cómo.
Explícame
cómo convenzo al pasado de que se quede atrás, tú,
que siempre supiste mirar con amor las derrotas.
Ahora que no lo entiendo
ni amanezco contigo
que un error
ya no es equivocarse, sino reincidir
que tuviste que decidir entre el dolor o la mentira
y no me acostumbro.
Ahora
que no sé pedir amor
y es cuando más necesito.
Que de nada sirvió nada
y todo lo que nos queda son sólo unas manos vacías, el recuerdo y su temblor
ahora,
que el precio de la verdad
me está costando la vida.




Y duele
como un desfile de errores al que no me acostumbro
unos ojos
que ya no miran en la misma dirección.

Pero antes de que no pueda respirar
y el rencor ponga voz a todas mis palabras
aceptaré esa verdad
bajaré la mirada
y caminaré calle abajo hasta que aprenda a agradecer el daño y  disfrute
de este dudoso privilegio
que supone estar vivo.
Tan lejos de todo lo que me hizo fuerte
tan cerca de todo lo que me hace daño.
Intentaré no buscar más sentido a este sindiós
a mirar con ganas
a imaginar que soy feliz y no es contigo.
Y tal vez me mienta
y me diga que estoy bien hasta que me lo crea
y junte palabras
y bese otras bocas
y olvide entre tanto lo que tanto duele.

Y antes de que te nombre como lejana y perdida, déjame decirte, que no hubo día en que te olvidara
ni familia tan vacía sin ti.
Que lo intenté
aun cuando no me sostenía
y que no dejé de hacerlo nunca,
que si me fui
fue porque tú no lo impediste.
Y cuando te acuerdes
no te culpes ni te amargues  
sabrás que aun te queda este absurdo intento de defenderme por este daño inmerecido
y que, a pesar de esta ansiedad devastadora,
de no haber sabido hacerte feliz
de cada puta noche jodido y solo.
A pesar de la culpa y las mentiras,
del rencor
de las promesas.

A pesar de esta distancia
de cada comienzo sin ganas una y otra vez,
del miedo y sus cristales
de saber
que no volveré a enamorarme así,
A pesar de cada palabra que no dirás
de cada canción de The Cure
de todas las veces que no estuviste.

A pesar de todo,
Todo,
Incluso esta, la ultima de mis lágrimas,
Ha merecido la pena.




sábado, 27 de julio de 2019

CARTAS TARDÍAS

La Habana, Noviembre 2017. 

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos, y en uno de esos cruces nos permitimos querernos.
Sin embargo —callado también está dicho— me equivoqué.
No es nada nuevo para mi, me equivoco constantemente. Lo malo es que resulta imposible deshacer el daño ajeno de las cagadas propias. La esperanza es que tras cada tropiezo y confusión, detrás de cada herida sembrada por cualesquiera que sean las equivocaciones se esconde la capacidad de pensar, pedir disculpas y aprender. Y saber eso, a veces, consuela.
Por eso no vengo a exigir clemencia ni redención, ya sé que tú me perdonaste mucho antes de lo que yo lo hice conmigo mismo.
Vengo a admitir mis errores mayúsculos con la triste honestidad de quien ha perdido lo irrescatable.
A contarte, esta vez sin titubeos, que si no supe hacerlo bien no fue por ausencia de sueños ni carencia de amor, sino por falta de valentía conmigo mismo.
Y a disculparme de nuevo, por si en ese acto de cobardía te hice más daño del que podías soportar.
Insisto: perdón.
He tenido que besar el mismo suelo que pisas para poder entenderlo y conseguir perdonarme también, pero confieso que nada ha merecido más la pena.
He tenido que atravesar estas inútiles nueve horas que nos alejan para comprobar que aquellas palabras donde me decías que «son demasiadas las cosas que nos unen cuando lo único que nos separa es un simple océano» aún siguen teniendo vigencia, pero nuestra historia, tal y como la soñamos, no.
Y me resulta algo molesto cargar con esa continua sensación de desconcierto, impuntualidad y desubicación encima, pero entonces te imagino feliz y me calmo.
Porque sé que el tiempo y las circunstancias nunca han jugado a nuestro favor y afronto, no sin cierta pena, resquemor y lástima, que este momento no sea para nosotros. Acepto no descubrir tus rincones preferidos con mi brazo sobre tus hombros, no ver amanecer desde la misma cama donde ahora sueñas con alguien que no soy yo, callarme las disculpas que no pronunciaré al pisarte los pies tras cada intento de baile. Lo acepto.
Porque amar también es eso. Disfrutar del vuelo ajeno y desacompasado de las personas que queremos.
Y porque entiendo que es inútil apostar cuando el partido ya está terminado, o intentar marcar un gol cuando ni siquiera juegas.
Y aunque Las cosas que se quieren de verdad no se dejan al azar, como me dijiste aquella noche, también sabes muy  bien como funciona esto; que a veces somos víctimas y otras verdugos. Que hay cosas de las que nos alejamos aunque nunca abandonemos. Y, a menudo, y sin saber muy bien de qué manera, acabamos regalando ataúdes cuando prometemos estrellas. 
Y tal vez el tiempo corrió demasiado desde aquella primera vez en que nos vimos, pero es hoy, cinco años más tarde, que vuelvo a verte y no sé ocultar que me sigue enamorando la misma mirada cálida y fiel que una vez emborroné. Que ya no sé si te veo o te sueño en cada muchacha de pelo rizado y piel morena con las que me cruzo por estas calles tan llenas de vida y tan vacías de nosotros por las que camino.
Parece como que nada ha cambiado pero todo es diferente. Como si a pesar de todo nunca hubieras dejado de estar cerca, porque sigues conociéndome mejor, incluso, que yo mismo, y todavía posees la maravillosa capacidad de anticipar las palabras que aún no he pronunciado pero supongo con sólo mirarme.
Pero no sientas esto como una despedida ni una renuncia, ni tampoco busques entre mis palabras deseos pretenciosos que te hagan dudar, tan sólo hay verdad cruda y sin intenciones. Ni reclamo ni cuestiono; Acepto y sonrío. Los pasos que elegimos dar siguen siendo el mayor reflejo de libertad que podemos ejercer y en el amor no hay cabida para la renuncia.
Eres maravillosa, quería recordártelo también. Darte el poder de exigir a las personas que te acompañen que no lo olviden.
Devolverte con una mezcla de pena y felicidad
las caricias que se quedaron pendientes
antes de volver sobre mis pasos, más grande, más perdido y más feliz. 
Jugando con las dudas y la ilusión entre las manos. 
Y todavía
creyendo en la magia 
y en ti. 

sábado, 18 de mayo de 2019

CUANDO LA LIBERTAD ES LUTO

Será que, entre paredes blancas, tubos
y delirios, mi abuela
se murió
sin despedirse.

Que mi tía
no dejó ninguna carta, ni si quiera una palabra, un nombre o una coma
antes de dispararse.
Y, desde entonces, mi padre es lejano y extraño
cómo una silueta vacía habitando la casa.

Que a Luis lo encerraron
y nunca le dije te equivocas de vida,
cambia,
deja la coca. 

Que las mujeres que he amado
una a una,
como piedras corriendo ladera abajo,
huyeron.

Que no he vuelto a saber nada
de los amigos que un día sangraron
e hicieron sangrar
por mí.

Será el silencio
con el que apenas hablo a mi hermana.
El miedo,
a que quiera volver a morirse
y yo esté lejos
otra vez.

Será, que cuando la depresión
hizo saltar de la ventana del hospital
a mi otra abuela,
yo tampoco estaba allí.

Lo lejos
y oscuro
que está todo cuando todos se van.

La lista de palabras que hubiera dicho
a tantas personas
tantas veces
y hoy ya no.

O será, tal vez, este pánico atroz al abandono
que se ha ido enraizando en mí
como el asfalto al camino.
O el sentirme sólo, de nuevo, al amparo de uno mismo,
viendo como todo se disuelve alrededor
y nada se despide antes de desaparecer.

Pero te entiendo.

Y entiendo que, a veces, los sueños
están lejos y opuestos,
y tengamos que ir.

Es sólo, que no sé cómo domar la pena entonces,
cómo extender el brazo y decir adiós, cuídate,
y soltarte la mano con entereza y seguridad

Porque me acorralan los miedos
con sus camisas de fuerza,
y me hago pequeño,sin ganas,
inútil,
más pobre
y vacío.

Obligado a aprender que, de alguna extraña manera,
aquellas cosas que nos dejan sin despedirse
siempre

se quedan.






viernes, 17 de mayo de 2019

LA ESPERA

Te espero con las velas encendidas
cervezas
ansia.

Te espero antes de que el gallo cante.
Creo, de hecho, que ya lo hacía antes
de que te propusiera venir a cenar,
un baño de espuma,
sueños.

Te espero
como enjaulado en un reloj
que nunca avanza.

Con la ilusión salivando
y las velas
al ritmo Keaton,
consumiéndose
viendo caer la arena
de un lado a otro.

Te espero.
Te espero.
Te espero.

Y llegas,
cuando ya no toca.
Y me cuentas historias
que no quiero escuchar,
ni entiendo.

Así que te culpo, lloro,  me enredo.

Huyo, me encierro
y te escribo

papeles donde
intento explicarte
que, para mi,
siempre llegarás tarde
si eres tú

a quien espero.



SZIMPLA KERT

"Pide que el camino sea largo"
Kavafis



Llegas.
Te apoyas en la barra
como quien descarga una pistola y deja caer sobre el suelo
plomo
que nunca disparará.

Te odias.

Y te imaginas serpenteando calles con tu Mustang del 69,
contándole a otras
que eres feliz y no te da miedo
la guillotina del tiempo
destruyendo
la vida.

Buscas sin suerte
algo en lo que apoyarte.
Recuerdas noches de confeti y ropa de encaje
como el recluso
el olor a salitre en la mañana,
como la infancia
mi abuelo.

Y no te exiges exigirte más
que lo poco que lo haces.

Porque sabes que, a veces, basta un verso, una copa,
un te entiendo
para que esta madeja de mierda que es la vida algunas noches
con su olor a prostíbulo cerrado y oficina un lunes
reluzca
como si nunca la hubieran hecho daño por última vez.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Rescoldos

Inolvidable. Como la primera vez que tocaste un cuerpo desnudo O sujetaste un ataúd.

--------------------------------------


Al final, lo que perdimos es lo mismo que conseguimos; nada.

What happens with the windows?

Llegar a casa después de que el sol salga
borracho
y girar la llave

por si acaso.

jueves, 21 de marzo de 2019

PUERTAS



La discoteca apagó sus focos y huele a velatorio.
La mañana
impertinente, incontrolable, me abraza a la salida.

Qué hago aquí
de quién es este cuerpo que apenas sostengo
dónde está mi vida.

Es hora de desandar la huida
volver a casa
llorar
arrepentirse
dormir. Tal vez
esnifar los rescoldos de otra noche  
en que vi ponerse al sol
puntual, violento
y sincero; 

como tu portazo

al verme llegar.