lunes, 17 de agosto de 2020

PAZ

 No sabré quedarme. Por mucho 

que apriete contra mí tú sangre. Y caigan 

todas las estrellas para alumbrar el camino. 


Estuve pegando algunos trozos descosidos

sobre este viejo cuerpo. Mirando 

hacia dentro muy despacio y en silencio. Aprendiendo 

a no esperar lo que no llega, 

a no correr más sin sentido. 

Y he vuelto a no enterrarme cada noche 

en un charco de mentiras. 


Ahora, tropiezo y miro al cielo. 

He aprendido a perdonarme. 


Y guardo la desgana, sorteo 

trampas cotidianas a modo de amenazas contra esta debilidad tan fuerte

pero tan mía. 


Intento hacerlo bien. Y parece que funciona; 

cada vez leo mas y escribo menos. 


Ya no pesa lo que pesa. 

Ya no duele lo que duele. 

Ya no espero lo que espero. 


Ya no. 


Es triste pero sincero. Ya no sabré quedarme

donde nunca supe estar.