lunes, 7 de noviembre de 2022

EL RELOJ

Todas las noches, justo antes de dormir,
miro el reloj de oro y plata que siempre presumías en tu muñeca.  

Un reloj buenísimo, decías. 
Marca Omega 
esfera blanca, sin iniciales. 

Lo miro ya huérfano de tu mano, inútil 
sin elogios. 

Y cada vez que leo a Lóriga 
o al bueno de Kundera 
él espera, tranquilo sobre la mesita,
retórico
invencible. 

Y me devuelve la mirada 
con su tacto imperdonable
recordándome la victoria del tiempo frente a la piel
dejándome 
los ojos clavados en el monótono bailar de sus agujas 
obligándome a asumir 
el estúpido desgarro 
de ver como la vida avanza

mientras él -mi abuelo-

su amo

ya no.