miércoles, 4 de octubre de 2017

LA BÚSQUEDA

Te busqué más allá de las mentiras
que yo solo me inventé para olvidarte,
en las espídicas noches donde me deslizo al filo de una navaja
cada vez más oxidada,
en el fango,
en las ventanas abiertas
y en  las miserables camas abandonadas que dejaste a mi lado.

Vuelvo a no hallar consuelo en nada,
a convencerme de que es mejor estar perdido
que perder,
y destapo la miseria a manos llenas,
descubro la amarga verdad amotinada bajo esta sábana sucia
repitiéndome uno a uno
cada error.

Pero no te encuentro en ninguno.

Mi acierto más fracasado,
mi lágrima más feliz,
ahora que te he perdido del todo
y para siempre
es cuando puedo pronunciar las palabras que siempre callé.

Comprobar, de nuevo, el tacto insumiso y tierno
de la soledad abrazando mi cuerpo sin ti,
no encontrar rincón ni trinchera donde poder llorar a gusto
y descansar de la tiranía de la felicidad
rendido y entregado a la tristeza más pura.

Ahora que me sé juez y reo
de esta culpa tan nuestra
y de esta herida tan mía.

Me abandono una noche más
como quien espera a la muerte
a sabiendas que detrás de la búsqueda
tan solo hay miedo de encontrarme a mí mismo

y esperanza
de que en el hallazgo

ya no sobrevivas.


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