miércoles, 10 de enero de 2018

LAURA

Desperté
con el eco de sus tacones
y el portazo que le siguió.

En el salón
aún restos de mi ropa
cena fría
y latas de cerveza.

No llegué a encontrar
besos pendientes a mi nombre
números en servilletas
ni post it con datos reveladores.

Se llamaba Laura
odiaba los gatos
amaba la Voll-Damm
y tenía las piernas más sexys de toda la ciudad.


No fui capaz de seguirla
por el miedo a encontrarla de verdad,
pero aún,
desde entonces,
y tres meses después
sigo mirando al suelo mientras camino

buscando
las piernas más sexys de toda la ciudad.




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