sábado, 5 de diciembre de 2020

KIRA

 Nunca buscó una casa grande con jardín 

y arboles bajo los que acostarse. 

No quiso el piso con más metros cuadrados, la piscina 

las vistas al mar

las sabanas de franela. 


Aceptó más que servida lo que vino. Y corrió 

por donde pudo. Porque nunca le importó vivir bajo un palomar o bajo este techo 

sobre el que duerme, 

sólo que una mano amiga la comprendiera, adivinara 

la luz que hay en su alma, la bondad 

tan pura 

y limpia 

con la que existe sin pretenderlo. 


Alguien 

que fuera hogar porque él habita 

y no a la inversa. 



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