jueves, 20 de febrero de 2020

NADA

Llegué tarde para fumar marihuana en el Woodstock
y embarrarme los pies.

Nunca fui a Oxford
Cambridge ni a la guerra de Vietnam.

No lancé cockteles molotov contra Pinochet
ni contra Franco,
ni siquiera pude llamar hijo de puta a Hitler en Reichstag
antes de que se consumiera como judíos en sus cámaras de gas.

No he perforado el cráneo de ningún semejante
con cualquier arma
en cualquier guerra
por ninguna razón coherente.

Podría haber sido el hijo de cualquier noble,
convertirme en doctor, astrólogo o académico
de la lengua,
perfilar palabras hasta pulcrar el lenguaje
hablar
sobre la importancia del tono, la cadencia, el ritmo, la buena ortografía...
o dar aburridas conferencias sobre como Verlaine cogió neumonía en los suburbios de Francia
dando por el culo a Rimbaud,
pero tampoco.

Fue un reloj roto y mi insomnio quien golpeaba mi cuarto a la madrugada
y no la balacera constante de la Fabela de Roncinha.

Mis manos
no ayudaron a poner cuerdas en cuellos de estatuas
que merecían ser sólo piedra.
Ni acariciaron con lástima
la espalda recostada de las madres que entierran a sus hijos.

Nunca lloré por el páncreas destruido de mi padre
ni tuve que ver pedazos de mis hermanos repartidos en la alambrada.

Las veces
que corrí delante de la policía
no tuve miedo de morir ahogado en mi propio vómito.

No miré con lástima y lejanía
ningún país desde el exilio .
Ni comí sopas de ajo
mientras bombas traspasaban niños a mi alrededor.


Entonces.
cómo es posible este daño
esta descarnada herida pudriéndose como ponzoña ante mi,
dejándome ausente,
este reguero de ausencias
este agujero tan profundo
esta pena tan sucia y malgastada
esta vida tan mía
y a la vez
tan de todos.

Cómo es posible esta desgana escondida en la rutina,
esta continuidad de nadas,
este vacío.

Qué sentido tiene todo este circo que he construido a mi alrededor
qué orgullo habrá detrás cuando todo esto termine
y cuenten más de mí las páginas en blanco
que aquellas emborronadas.

Qué quedará de todo esto
cuando, al fin, se cierre el libro
y no haya más que polvo

sobre mi tumba.

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