No es sólo este pestañeo de años atravesados en cada recuerdo,
ni echar de menos con constancia y fuerza lo que un día fue mi vida
y hoy ya no.
ni echar de menos con constancia y fuerza lo que un día fue mi vida
y hoy ya no.
Saberse lejos de las colegialas
de las carpetas llenas
y las noches que duran dos días
y cien disculpas.
de las carpetas llenas
y las noches que duran dos días
y cien disculpas.
Entender que más allá del hoy no queda nada,
que detrás de mí
tampoco.
que detrás de mí
tampoco.
Tal vez la sospecha de haber sido feliz entre calles frías y
oscuras
donde probé la coca
bebí sin lástima
y aprendí a mentir
con la cabeza alta y la mirada fija.
donde probé la coca
bebí sin lástima
y aprendí a mentir
con la cabeza alta y la mirada fija.
Tal vez la sombra de una errante certeza que me hace sentirme
prescindible
en la misma ciudad que me hizo entender lo contrario.
en la misma ciudad que me hizo entender lo contrario.
Cuál es el camino ahora,
a dónde debo dirigirme
para huir
de la cruel verdad donde compruebo que vuelvo a estar demasiado lejos
de todo aquello
-aunque repetible-
irrecuperable.
a dónde debo dirigirme
para huir
de la cruel verdad donde compruebo que vuelvo a estar demasiado lejos
de todo aquello
-aunque repetible-
irrecuperable.
Es como si incluso el recuerdo estuviera demasiado lejos
y de nada sirviera invocar a los dioses de la pena y los milagros.
y de nada sirviera invocar a los dioses de la pena y los milagros.
Es
como ver un tren correr tras un cristal
y saber que tú vida va dentro
como ver un tren correr tras un cristal
y saber que tú vida va dentro
sin esperanza de regreso.
Como seguir andando por inercia y sinsentido
por lugares cotidianos pero ajenos
y lejos de quien siempre estuvo en ellos.
por lugares cotidianos pero ajenos
y lejos de quien siempre estuvo en ellos.
Supongo que solo tenga que domesticar la pena
para desanclar mi vida del pasado
y comprobar que deshacer los pasos no te lleva a donde quieres ir.
para desanclar mi vida del pasado
y comprobar que deshacer los pasos no te lleva a donde quieres ir.
Seguir.
Dejar de ocupar un espacio que ya no me corresponde.
Subrayar las frases donde escribo:
La memoria
es ese alfiler que agarra lo que quiere
y, a menudo, pincha.
y, a menudo, pincha.
Para entender, al fin,
con las lágrimas sobre el asfalto,
que no hay peor tortura
que obligarse a ser feliz
donde ya nada
con las lágrimas sobre el asfalto,
que no hay peor tortura
que obligarse a ser feliz
donde ya nada
es igual.
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