MARTIRIO: ¡Irreparable
e irremediable acto que ahora reposa en mi alma! Me prometí, cegada por el
sufrimiento, que nadie conseguiría lo que yo nunca llegaría a conseguir y saldé
el juramento con las lágrimas que se escapaban poco a poco de mis ojos. Pero
tú, oh tú, maldita ninfa, maldito suspiro de los dioses, conquistaste su
corazón con la frescura de tu juventud, con la belleza de tu figura, ¡Qué era
yo, sino polvo, comparada con la inmensidad del océano! Sufría, sufría tanto
que dejó de importarme lo correcto, dejó de importarme la sangre de mi sangre,
dejó de importarme mi existencia. Ahora viéndote ahí, despojada de la vida,
colgando inerte, no puedo dejar de pensar que ese tendría que haber sido mi
lugar, y que así hubiera logrado despedirme de este dolor que se ha instaurado
en mi alma para siempre. No puedo dejar de pensar en la persona de la que te
apoderaste el corazón y no puedo evitar pensar que siempre tú lo tendrás
incluso aunque él ya no te tenga a ti. Pensarlo hace que mi corazón se congele
y se quede frío, pálido y sin vida como el tuyo.
Autor: Bruno González Lázaro, inspirado en "La Casa de Bernarda Alba", de Federico García Lorca.
Autor: Bruno González Lázaro, inspirado en "La Casa de Bernarda Alba", de Federico García Lorca.
Felicitaciones.
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