Yo tampoco quise ser tanto
ni para tanto.
Sólo un recuerdo del que sentirse orgulloso
cuando el telón se cierre
y no quede nadie para aplaudir este absurdo intento de intentos que protagonizamos.
Un sonido
que te haga recordar que hubo días menos vacíos
y una mano que te amó sin preguntas
ni abandono.
Nunca esperé ser más
de lo que tu quisiste.
Ni menos
de cuanto entregué.
Y, sin embargo,
las miradas tan puras y limpias
los silencios cargados de complicidad
y cada pequeño gesto de inmortalidad que te regalé
parecen hoy nubes que nunca existieron
en un cielo donde aprendí a volar.
Y no llego, no quiero,
no alcanzo a entenderlo.
Es imposible.
Me niego a creer que correrme en tu pecho
fue lo más cerca que estuve
de tocarte
el corazón.
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