Hay noches negras
como el pulmón de un toxicómano
que se van dejando un rastro de resaca y arrepentimientoimposible de limpiar
y ceden,
obligadas, el paso a días extraños y veloces, como pestañeos de sueños de los que nunca quisimos despertar, para volver a dejarnos, de nuevo,
sentados frente a la misma barra de anoche esperando con esperanza
que mañana
no sea como ayer
y por una sola vez
el espejo del baño
mienta.
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